Maestros y alumnos estamos en
esos procesos, aunque no seamos conscientes
de su existencia. Un análisis crítico de
nuestras concepciones y acciones docentes, de las interacciones que promovemos en el aula, de
nuestras formas de transmisión del
conocimiento, etc., Es decir, si
el maestro quiere hacer un buen trabajo debe aprender a interactuar con sus
alumnos.
La experiencia escolar ha
mostrado muy vivamente a profesores y alumnos qué es la enseñanza y qué el aprendizaje; cuáles
son los roles específicos de ambos, el
manejo del poder, las jerarquías, las normas, etc. La tarea inicial consiste en ubicar nuestra acción en la escuela tomando a ésta
como institución inmersa en el conjunto de
lo social. De estos cursos el profesor obtiene técnicas o procedimientos, supuestamente eficaces para el logro de aprendizajes, pero
generalmente no profundiza ni cuestiona
las concepciones sobre el hombre, el conocimiento, etc.,
Como primer paso en la tarea de
análisis de nuestras concepciones, podemos
preguntamos: ¿Las concepciones que alumnos y profesores tenemos sobre la
docencia son resultado de un proceso de
institucionalización? ¿Cuál de dónde provienen las nociones que tenemos sobre aprendizaje y enseñanza? ¿Qué relación existe entre
nuestras concepciones y nuestro quehacer cotidiano? Podemos damos cuenta de que las concepciones
que sustenta el profesor no son
espontáneas: han sido promovidas directa o indirectamente por la sociedad.
Los aspectos que los profesores y alumnos viven en la escuela
todos los días son los roles que asumir
(alumno subordinado, profesor-autoridad,
modelo) funciones que cumplir (alumno-aprender,
obedecer; profesor-enseñar, dirigir).
La labor docente está regulada,
sobre determinada por el conjunto de lo escolar y socialmente instituido. Sin embargo, como la acción educativa está
inserta en procesos dinámicos (lo instituido
llegó a convertirse en tal por los procesos de institucionalización),
también hay que considerar "lo
instituyente" o sea el ingrediente dialéctico, los procesos que desembocan en la consolidación de las nuevas
producciones sociales.
Hablar de sociedad y de
educación, es hablar de historia, y en los procesos históricos los elementos instituyentes son
fundamentales, pues en ellos reside la
posibilidad de cambio.
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